La cadena de eventos psicológicos que conduce al desarrollo de un niño disciplinado y bien integrado es un proceso complejo basado en múltiples experiencias e interacciones con diversos personajes: su familia inmediata y extendida, vecinos, maestros y compañeros. 

Desafortunadamente, en una gran parte de mundo prevalece la disciplina basada en el castigo (o la amenaza con el mismo). Esto no sólo es por costumbre y experiencia propia, sino porque muchas veces con el castigo se obtiene el cambio conductual deseado. 

Paloma García, experta en desarrollo cerebral infantil del New York Children’s Center, comenta que “cuando castigamos a un niño, erróneamente pensamos que el castigo funcionó, porque su comportamiento cambia. Pero dentro del cerebro de ese niño se crean conexiones neuronales que asocian y justifican la molestia o frustración con la violencia verbal o física. Si bien el niño puede dejar de realizar el comportamiento no deseado por temor a ser castigado con gritos o golpes, en su mente se mantiene una conexión neuronal que puede manifestarse posteriormente en la escuela.  Así es que, incluso cuando parece funcionar, se paga un alto precio por los castigos punitivos”.

Conozcamos el caso de Marco: 

Marco es un niño simpático, risueño y con excelente capacidad intelectual. Pero Marco tiene problemas de comportamiento constantes en su kínder, dice malas palabras, se burla, imita y lo peor de todo: pega y agrede físicamente a los demás niños.  La psicóloga del colegio ha descubierto, mediante pláticas y juegos interactivos que no obstante la buena situación económica de su hogar, Marco vive en un ambiente caótico e inestable. Marco es huérfano de padre, por lo que su familia extendida consiste en madre ejecutiva, abuelos y un primo adolescente.  En su hogar, reina la broma y la burla.  Los sobrenombres y la irreverencia son constantes.  Marco por ser el más chiquito, es el blanco de las burlas de su primo.   

Marco simplemente repite, con sus compañeros y maestros lo que ha vivido en su casa.

Las neuronas espejo y la disciplina: Más modelos menos castigos

• Si quiere que su hijo sea respetuoso, muestre usted respeto a los demás
• Si quiere que su hijo sea cumplido y honrado, muestre cumplimiento y honradez en sus tratos con sus familiares y vecinos
• Si quiere que su hijo sea ordenado, asegúrese de tener orden en sus espacios y hábitos
• Si quiere que su hijo controle sus emociones, demuestre usted control aún en circunstancias difíciles

Los grandes avances en la neurociencia y en el estudio del cerebro en este siglo han mostrado que las neuronas espejo tienen un impacto profundo en la crianza de los niños y en su educación temprana porque ellos aprenden observando e imitando a las personas con las que convive.

La neurociencia nos indica contundentemente que las neuronas espejo nos permiten desarrollar una disciplina positiva desde la más temprana edad. “Este estilo de disciplina positiva se diferencia de la punitiva ya que se basa en ejemplos de autocontrol, lógica y respeto. El mayor beneficio de este método es que sus niños serán capaces de comportarse y reaccionar adecuadamente a diversas situaciones no por miedo a las consecuencias ni a los castigos, sino por convicción”.

¿Cómo acaba la historia de Marco?  Con la ayuda de la psicóloga escolar, la madre de Marco entabló serias conversaciones con su familia incluso planteando la posibilidad de llevarse a Marco y vivir aparte. Sin embargo, los abuelos se resistieron y aceptaron participar en terapia familiar.

Gracias a un sistema de disciplina inteligente en la escuela de Marco y con el apoyo de la familia, a través de un proceso de varios meses se establecieron reglas de comportamiento y respeto con consecuencias (no castigos) en caso de fallar. Lo anterior generó mayor tranquilidad y estabilidad emocional en el niño, contribuyendo a un clima armónico y feliz dentro de la escuela y por supuesto en su seno familiar.